En 1636 las Cortes de Castilla y León establecen la Renta del Tabaco, organización para la administración de los beneficios derivados de la fabricación y comercialización del tabaco, que estanca o restringe su venta a las personas que reciben unos derechos específicos del rey.

Los estancos, además de tabaco, tenían también arrendada la venta de azúcar, pescado, chocolate y papel importado. En realidad, la palabra estanco significa “embargo o prohibición del curso y venta libre de algunas cosas o asiento que se hace para reservar exclusivamente las ventas de mercancías o géneros a personas o entidades, fijando los precios a que se hayan de vender”. Actualmente, se sigue llamando estanco a las expendedurías de tabaco y timbre.